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Número 1 / Octubre 2002
Mediación en materia penal
María Elena Caram
El espacio de la mediación penal
Me propongo en este artículo caracterizar el espacio de la mediación penal y sus rasgos particulares con relación, fundamentelamente, a su alternativa, el proceso judicial. Para ello parto del concepto de mediación en general como un sistema alternativo, no excluyente de resolución de conflictos, donde las partes asistidas por un tercero neutral, son acomapañadas en el proceso de toma de decisiones con relación a su desacuerdo.Se trata de un proceso voluntario, confidencial, autocompositivo, centrado en el futuro de las partes, donde se enfatiza el trabajo con sus necesidades reales . Particularmente, en la mediación penal, se agrega la situación particular de la posibilidad real, legal o prevista por las partes de poder desplegarse el episodio vivido por los protagonistas en el escenario de un proceso penal, con las graves consecuencias que el mismo puede acarrear, llegando en su punto má ximo a la privación de la libertad. Las notas que distinguen este espacio están dadas por : a) la privacidad, como noción asimilable a la reserva, y diferenciada de la confidencialidad. la intimidad o el secreto. Ello, a diferencia, del ámbito público en que se desenvuelve el proceso judicial penal. b) la percepción del tiempo que en el caso de la mediación es concentrado, breve y reflexivo, a diferencia del judicial donde su medición se da por plazos y términos procesales. c) el espacio que se da a la palabra de los protagonistas, tan privilegiado en la mediación y tan mediatizado y técnico en el proceso judicial. d) las categorizaciones que emanan del ámbito judicial, tanto en los roles de víctima y victimario, como en las clasificaciones derivadas de los restantes operadores del sistema judicial, que pueden llevar a peligrosos mecanismos de exclusión, mientras que en la mediación, el tercero ingresa con una actitud neutral para trabajar con dos personas que han participado de un episodio en común, sobre el que no abrimos juicio calificador alguno. Frente a estas reflexiones, analizo el rol del mediador y la necesidad de que su práctica perciba estas diferencias, y la imperiosidad de que evite la evaluación, el juicio, el etiquetamiento, y en última instancia el "juzgar y absolver"en la sala de mediación, reproduciendo deficientemente un espacio de control social más, consecuencia que en nada condice con la búsqueda primordial de los métodos de resolución alternativa, y mucho menos la mediación penal,como la hemos venido construyendo.
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Abogada (UBA, 1968) con experiencia profesional por más de treinta años. Mediadora (Matr. N° 13) del Centro de Mediación del Ministerio de Justicia de la Nación y de la Fundación Libra. Mediadora con desempeño privado desde 1999, en Sarmiento 938 4º 'F' de la Ciudad de Buenos Aires. Docente de la Carrera de Especialización en Resolución Alternativa de Disputas correspondiente al Departamento de Posgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (UBA). Entrenadora en Mediación, Conciliación Laboral y Mediación Familiar en los cursos dictados por el Ministerio de Justicia de la Nación y por la Fundación Libra, en el país y en el extranjero. Consultora Internacional en Capacitación en Mediación en Paraguay, Uruguay, Perú, Honduras y El Salvador. Integrante de la Comisión Evaluadora del exámen de idoneidad para el ingreso al Registro de Mediadores del Ministerio de Justicia de la Nación. Entrenadora en Facilitación. Coordinadora del Programa de Mediación Penal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Autora de numerosos artículos y publicaciones referidos a la mediación y la resolución de conflictos. ATENCION: Si tiene problemas para descargar el archivo, haga
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