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número 70 / agosto 2021
Mediar en tiempos de pandemia
Desafíos en la Educación online
Marinés Suares
Biodata
Marinés Suares
Psicóloga. Máster en Educación a Distancia. Mediadora. Docente en Másters, Modalidad a “online” en Universidades: Oberta de Catalunya (España), Javeriana de Cali (Colombia), Gerona (España), Austral (Argentina), Valparaíso (Chile), Católica de Temuco (Chile), Instituto de Mediación de México, e Instituciones en Latinoamérica, España y Portugal. Formadora de formadores en Mediación Argentina y Perú. Autora de "Mediación…", “Mediando en Sistemas Familiares” y “El espejo de los mediadores”. Directora académica de "Mediando”.
Resumen
Varios desafíos nos presenta la Educación online. El primero es diferenciarla de la Educación Presencial y de la “Educación de Emergencia apoyada por la tecnología”, que implementamos con mucho esfuerzo durante esta pandemia. Pero no queda acá… nos desafía a comprender los nuevos roles que deberemos desempeñar docentes y estudiantes, y esto inevitablemente nos lleva a un tercer desafío: transformar el diseño y ejecución de objetivos, recursos, actividades y evaluaciones.
Es parte de la Educación del futuro… Su éxito está en nuestras manos.
Texto
Vivimos desde hace 16 meses en una crisis mundial que ha tenido y sigue teniendo efectos en nuestra vida cotidiana, y por lo tanto, en la educación en todos sus niveles.
Las circunstancias nos zambulleron a todos: docentes, alumnos, padres, instituciones, etcétera, sin anestesia, sin capacitación previa en el mundo de la Educación mediada por tecnología. Nos vimos obligados a “nadar” en este mar desconocido, en medio de una tormenta mundial y sin los instrumentos necesarios.
A esta altura, en el ámbito de la educación, en temas de enseñanza y aprendizaje, estamos en condiciones de reflexionar sobre lo ocurrido, establecer diferencias, y sacar conclusiones que nos permitan mejorar nuestra labor docente, especialmente centrados en el futuro, en ese mundo pospandémico que anhelamos.
La primera conclusión es un reconocimiento a la creatividad de los docentes que fueron capaces de generar espacios de aprendizaje, sin tener capacitación previa, sin disponer de tiempo para planificar, diseñar y ejecutar, porque en nuestro país, los ciclos lectivos y la cuarentena comenzaron juntos, diría que casi en el mismo día. Este potencial, esta competencia creativa ejecutada por los docentes en la “Educación no presencial de emergencia” no podemos obviarla, porque seguramente con lineamientos y capacitaciones específicas estos aprendizajes realizados pueden resultar óptimos en una Educación online.
También quiero rescatar la creatividad de las instituciones, que necesitaron inventar ámbitos de aprendizaje, desde la nada.
La diferencia entre la Educación tradicional, presencial, y lo que tuvimos que implementar quedó claro. No se podía hacer lo mismo “en las pantallas” o en las “aulas virtuales” que en las clases presenciales. Todos, en alguna medida, sufrimos “los bustos parlantes” de conferencias online, que imposibilitan una atención focalizada en lo que se podría visualizar en esa pequeña pantalla.
Los especialistas en Educación a Distancia o Educación online establecieron, ya a principios de 2020, las diferencias, y muchas instituciones brindaron sus conocimientos, su experiencia a través de webinars gratuitos vía Internet, a toda la comunidad educativa del mundo, y denominaron a estas nuevas formas de enseñar y aprender mediadas por la tecnología: “Educación no presencial de emergencia”.
La Educación a Distancia no es nueva, no es reciente, y tiene mucha historia. Surgió con el profesor Isaac Pitman a mediados del siglo XIX, quien utilizó el correo, único medio que llegaba a todos lados, para enseñar su taquigrafía. Según sus propias aseveraciones distribuyó más de 1.600.000 ejemplares. Pitman falleció en 1897. Desde entonces, la Educación a Distancia ha evolucionado al ritmo del progreso en las comunicaciones.
A fines del siglo XX, nació Internet y la era de la digitalización. No comprendimos en aquel momento cómo se iban a modificar nuestras vidas. El impacto abarcó y abarca todos los ámbitos. También en la Educación tuvo efecto, y la llamada Educación a Distancia se transformó: no solo varió su nombre por “Educación on line” o “Educación virtual”, sino que se produjo una visibilización de cambios que venían gestándose. Las modificaciones no se limitaron al medio –Internet–, sino que se transformó el modo de enseñar y fundamentalmente cómo aprenden hoy en día los estudiantes.
Estos cambios se agigantaron a partir de la incorporación de aplicaciones en los móviles. La información ahora está en nuestros bolsillos, a un clic… siempre y cuando tengamos un dispositivo a mano para poder hacer el clic, una buena conexión y una aplicación que nos permita acceder a esa Babilonia inmensa que es Internet. La brecha digital es también una cruel y cruda realidad.
No solo se produjo un cambio en el acceso a la información, sino que se han generado transformaciones fundamentales en el rol del “docente”. Su función principal ya no puede seguir siendo solo trasmitir información. También cambia el rol del estudiante, quien adquiere mayor centralidad, autonomía, responsabilidad y, a la vez, mucha soledad. Y si cambian los roles de los protagonistas, todo lo demás, a pesar de las resistencias, también deberá cambiar. Me refiero a objetivos, contenidos, metodologías y evaluación.
En fin, todo cambia.
Estamos viviendo en el campo de la Educación un “Punto Crucial”, como diría Capra.
Un cambio copernicano.
Un desafío.
La incorporación de la Educación online en el mundo universitario, no fue ni es fácil. Se la consideraba, y aún muchos la consideran, como una educación de segunda, no de calidad.
Prestigiosas universidades incorporaron cambios y mantuvieron y aún hoy mantienen una formación mixta, algunas asignaturas presenciales y otras online.
La experiencia ha acreditado la calidad y, aún más, en algunos ámbitos y asignaturas se valora la excelencia de la formación online y se la considera superior a la presencial.
Otras universidades se volcaron a impartir formación casi totalmente online. La UOC (Universidad Oberta de Catalunya) ha cumplido ya 25 años brindando formación de excelencia.
Día a día, más universidades en el mundo vienen incluyendo esta nueva modalidad. Pero, insisto, no ha sido fácil. Ha sido necesaria una transformación muy importante sustentada en experiencia, reflexión e investigación.
Por ello, muchas voces comprometidas con la Educación online, porque saben del esfuerzo demandado para cambiar modelos arraigados en nuestra vida que surgieron en el Siglo XIII con la Universidad de Bolonia, alzaron su voz para felicitar el esfuerzo mundial de los docentes, para prestar su apoyo y transferir la experiencia acumulada, pero al mismo tiempo para explicitar que lo que se estaba realizando no se correspondía con los conceptos de Educación a Distancia ni de Educación online, por ello la denominaron “Educación no presencial de emergencia”.
Comparto totalmente esta diferencia entre la Educación presencial y la Educación online, y también la diferencia con este nuevo modelo surgido en la emergencia, que ha servido para navegar esta tormenta, pero que no es lo que se conoce como Educación online.
Una de las diferencias centrales está en el uso de la plataforma: en la Educación de emergencia se la utiliza como “perchero”. Los docentes “cuelgan textos”, a veces algunos links a videos de otros, y los estudiantes cuelgan sus textos que se refieren a trabajos realizados.
En la Educación online se explotan las posibilidades que brindan cada una de las plataformas y las aplicaciones que facilitan, agilizan, dinamizan los recursos de todo tipo: textuales, auditivos, visuales, multimediales, etcétera.
Algunos docentes, instituciones y también estudiantes han generado una pelea como si fueran dos bandos: presencial versus online. No comparto esta lucha. Siempre que sea posible prefiero integrar lo presencial y lo virtual asincrónico, y lo distribuyo: ¿20 por ciento? presencial para entrenamientos, y un ¿80 por ciento? en modalidad virtual asincrónica para el aprendizaje de conceptos y procedimientos. Aún más, este último porcentaje lo divido un ¿70 por ciento? asincrónico, en plataforma y un ¿10 por ciento? de presencialidad virtual en videoconferencias.
¿Por qué deberíamos renunciar a alguna de las modalidades y perdernos las posibilidades que nos brindan y que enriquecen el aprendizaje de los estudiantes?
¿Cuáles son las transformaciones fundamentales de la Educación online?
Considero que lo más significativo son los cambios en las tareas que deben desempeñar docentes y estudiantes en función de los nuevos roles.
Los docentes
En el campo referido a información y conocimientos se ha acrecentado nuestra tarea. La cantidad de contenidos, información y conocimientos que debemos trasmitir ha disminuido porque muchos de ellos están en Internet, a un clic, pero sabemos que no todo lo que está publicado es correcto o bueno. En este campo, nuestra tarea ha variado, debemos seleccionar lo que consideremos óptimo. “Menos es más” -diría que “menos, pero óptimo, es más”-. Se habla del minimalismo en la información en Educación online, para contrarrestar esta sobreinformación. Esta actividad demanda muchísimo tiempo porque es tanta la información que debemos leer y observar, que la selección basada en nuestra experiencia es fundamental para que los estudiantes no se pierdan y abrumen en este laberinto. Si bien siempre los docentes hicimos esta selección, ahora es más difícil por el exceso, pero al mismo tiempo es más importante porque tenemos que recordar que los estudiantes online, al cursar, están ya en la computadora, en Internet, y la tentación a disiparse y confundirse es mayor. Puede ser parte de la formación enseñarles a buscar y seleccionar material en Internet.
También cambian los objetivos, las competencias, las actividades, los resultados esperados y la forma de evaluar.
No necesitamos “impartir clases magistrales”. No está prohibido, pero ha dejado de ser lo central.
Nuestra función es organizar, planificar, construir actividades y guiar las reflexiones y aprendizajes a partir de las retroalimentaciones a los alumnos en la construcción de las actividades que hemos proyectado.
En esta modalidad se aprende haciendo y especialmente se aprende haciendo con otros.
Los estudiantes
La función de los estudiantes es protagónica, más autónoma, exige mayor organización de sus tiempos, mayores responsabilidades. Están solos, por eso es importante la interacción con otros estudiantes y con los docentes a partir de la retroalimentación casi permanente. Se dice que los mejores diseños en Educación online son los que más estimulan las interacciones entre estudiantes y de ellos con los docentes.
La autoevaluación es central, por ello es un aprendizaje transversal a lo largo de la asignatura, y se implementa por actividades específicas de autoevaluación y de evaluación por pares. Esto implica la construcción de rúbricas de evaluación para que ellos tengan claridad acerca de los “resultados”, “los desempeños” esperados, para que puedan autoevaluarse, evaluar a sus pares y comprender las correcciones o retroalimentaciones del docente.
La evaluación del docente es formativa, continua, incluye evaluaciones diagnósticas, autoevaluaciones de los estudiantes y evaluaciones por pares, que también son motivo de evaluación por parte del docente: que evalúa al evaluador por lo evaluado -valga la redundancia)- además de las evaluaciones tradicionales de las actividades.
En síntesis, como un “check list”:
Estudiantes:
- Centralidad de sus necesidades presentes y futuras (competencias).
- La autonomía.
- El protagonismo.
- La responsabilidad.
- Interacción permanente para paliar la soledad.
- Aprenden haciendo y haciendo con otros.
- Autoevaluación como acción y como objetivo transversal.
Docentes:
- Selección de recursos.
- Diseño de la formación (objetivos, resultados, recursos, actividades, evaluaciones).
- Construcción de actividades que son la columna vertebral de la formación. Incluyen diseño, consignas y rúbricas de evaluación.
- Retroalimentación.
- Evaluación formativa continua.
¿Cómo realizamos las tareas?
- Antes de comenzar
Es conveniente comenzar por el final. Partimos estableciendo claramente objetivos generales y específicos, y en función de ellos concretamos los resultados esperados, identificamos las competencias necesarias para lograr los resultados, generamos las actividades (columna vertebral de la Educación online) con consignas muy claras y rúbricas de evaluación para que puedan los estudiantes y los docentes realizar una evaluación transparente, y llegamos a identificar los recursos: escritos propios que reemplacen a la clase magistral, textos de libros y de documentos de internet, presentaciones (PowerPoint); videopresentaciones, videos propios y ajenos. Posteriormente, durante la cursada, a estos recursos les agregaremos los videos de las grabaciones de los “Encuentros Sincrónicos”. Por último, diseñamos, personalizamos nuestra aula virtual, subimos los recursos, actividades y seleccionamos e instalamos las herramientas (tablón de anuncios, foros, debates, wikis, blogs, padlets, etcétera).
- Durante la cursada
Nuestra actividad se centrará en: interacciones permanentes para apoyar a los estudiantes y retroalimentaciones de sus desempeños; conducir encuentros sincrónicos, ya sea con el objetivo de sintetizar conceptos fundamentales o explicitar procedimientos para realizar las actividades, realizar trabajos en pequeños grupos, y como espacio virtual para que los estudiantes presenten actividades específicas (role playing), y evaluar desempeños y actividades.
- Finalizada la cursada
Evaluación personal de todo el proceso para rescatar lo positivo, así podremos seguir implementándolo, e individualizar las equivocaciones, para reflexionar sobre ellas para no repetirlas, y generar soluciones para futuras versiones de ese curso o de otros.
Si tuviera que sintetizar en tres líneas mis cambios en la docencia online diría: establecer los resultados esperables, diseñar y crear recursos tecnopedagógicos, construir actividades, incremento significativo de la retroalimentación, interactuar y evaluar en forma continua.
La competencia en el manejo de la tecnología es una condición necesaria -diría imprescindible- pero no suficiente. Los recursos y la organización tecnopedagógica son también una condición necesaria pero tampoco suficiente y, por supuesto, el otro componente también esencial pero no suficiente es el dominio profundo de aquello que pretendemos compartir para que nuestros estudiantes aprendan.
Con este trío haremos maravillas.
Pero… queda mucho más por decir, hacer y compartir.
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